La primera vez que fui a Cataluña, pasé la noche en un tren desde Salamanca y al despertar y mirar un paisaje precioso y familiar por la ventana, pensaba que había vuelto a California. Además de paisajes preciosos, el mar y vinos espectaculares, California y Cataluña se parecen en ser economías fuertes dentro de sus propios países, los que suelen pagar más impuestos nacionales por menos beneficios y criticados por los ciudadanos del resto del pais.
La política comparativa es muy tramposa—EEUU y España tiene sistemas del gobierno y conceptos de federalismo muy distintos. Curiosamente, la idea en EEUU de concentrar poder en las manos de los estados individuales es más identificada con la derecha, sobre todo por la lucha sobre derechos civiles de los sesenta. Utilizar poder federal fue la forma de eliminar la segregación racial en los estados del sur—algo que ha provocado un huido de votantes blancos de sur del partido Demócrata y marca el terreno electoral hoy en día. Pero me estoy apartando del tema que es nuestro concepto de los estados donde realmente la mayoría de las leyes residen y la autonomía de los estados es generalmente aceptado. Los estados deciden si aceptan el matrimonio homosexual, la pena de muerte y mucho más. Un abogado que quiere ejercer su profesión, tiene que aprobar un examen distinto en cada estado donde quiere trabajar.
Bien, cuando me entere de la decisión de Tribunal Constitucional sobre el estatuto de Cataluña, me hizo hacer una comparación con la decisión del Corte Supremo de California de decidir a confirmar la proposición 8 prohibiendo el matrimonio homosexual a pesar de haber invalidar leyes en contra del matrimonio homosexual un año antes. ¿Por qué? Sobre todo, en deferencia al proceso de democracia directo de California. Esta clarísimo que se trata de casos muy distintos y países distintos, pero igual en la pregunta sobre el papel democracia directa y los tribunales. ¿Quién debería deferir a quien?
Escribí dos posts sobre el asunto en su momento explicándolo en más detalle: