Escuche el discurso del Presidente Obama desde el Oval Office en camino a una conferencia de la Fundacion Ideas con George Lakoff y Stanley Greenburg y escuche el análisis volviendo. Me animé a preguntarles sobre el papel del enfado en el activismo grassroots (habrá un post luego) y luego me pregunté como perdí la oportunidad de hacer la pregunta más actual de la comunicación política: su calificación del discurso de Obama anoche.

Pero escuchando las lecciones de los dos y pensando en mi propia reacción al discurso, me temo que no me ha emocionado como tenia que hacer—y aunque soy Americana, estoy lejos de EEUU físicamente y entonces poco emocionalmente también, además soy seguidora del Obama. Quizás sea su audiencia más fácil. El derrame de petróleo en el Golfo de México nos provoca una reacción muy visceral y su gran problema de comunicación con los ciudadanos ha sido lo que fue su gran ventaja como candidato: su calma.

Muchas veces he hablado de la necesidad de analizar la política desde un punto de vista menos emocional por parte de la prensa. Así que podemos, como nos dice Profesor Lakoff, reconocer el lenguaje que utilizan que nunca es neutral y no reproducirlo sin estar consciente de eso. Eso es la responsabilidad de la prensa, pero los políticos—su deber es conectar con el momento y las emociones de su electorado.