La muerte de Ruth Bader Ginsburg encarniza aún más la batalla electoral de este otoño.
Perder al buque insignia de los derechos de las mujeres es doloroso. Perderlo en medio de tanta muerte y tantas pérdidas económicas debidas a la pandemia, de la violencia, las protestas, los incendios y los huracanes, y de una campaña presidencial profundamente divisiva, supera los límites de la aflicción que un país debería tener que soportar. Pero las cosas van a ponerse peor: la muerte de la magistrada del Tribunal Supremo de Estados Unidos Ruth Bader Ginsburg sienta las condiciones para una batalla brutal en los próximos meses por quién elegirá a su sustituto. (leer artículo / read in English)