En 2007, en vísperas de las primarias demócratas para las elecciones presidenciales, se decía que Hillary Clinton era la “candidata inevitable”. Entonces parecía tan invencible como lo ha parecido este último año, durante su segundo intento de alcanzar la máxima jerarquía de Estados Unidos. Pero en política no hay nunca nada seguro, y los sondeos, las predicciones y las opiniones de expertos en las primeras etapas son poco de fiar: yo misma conté a los medios de comunicación españoles hace ocho años que la nominación de Hillary era prácticamente un hecho. Y entonces nos sorprendió a todos al perder las primarias y demostrar que no era invencible. (leer artículo en EsGlobal)