Me explico. Después de mi clase de yoga maravillosa y relajante, voy a desayunar en mi terraza preferida con el periódico en este día esplendido. ¡Me encanta Madrid en otoño! Estoy  empezando a leer en una entrevista recomendable con Vladimir Luken y…empiezan. Los “músicos” que dan vueltas por las terrazas de la plaza con sus dos acordeones y amplificador ajustado a todo volumen. Tocan las 4-5 canciones de siempre y los tocan mal. Muy mal, desafinado y a veces cantan con la misma depreciación por el tono. Hace daño a los oídos.

Intento leer pero soy así de fácil de distraer. Da igual cuantas clases de yoga hago, no hay forma de bloquear este ruido tortuoso. Por fin, terminen y empiezan a pasar por las mesas pidiendo dinero y lo que me flipa es que la gente les da dinero. ¿He dicho que es música mala, muy mala?

Sospecho que la gente les da dinero para no parecer tacaño ante sus amigos y no porque les gusta el sonido que produce. Estoy con este pensamiento mientras el chico aparece al lado de mi mesa y le digo que no. Pero no se va y encima me regaña “¡vamos guapa, una moneda!” Agarrando la calma que había conseguido con la yoga, le pido que no me moleste más.

Yo no voy a esta terraza para ser abordada con música agresivamente mala además del insulto de peticiones por dinero por estar obligada a escucharlo. Mis dos hermanos y padrastro son músicos y creo en apoyar (y pagar por) los artes. Pero eso no tiene nada que ver con los artes.

¿Tienen el derecho de entrar en el espacio de un local y molestar sus clientes y pedirles dinero? He preguntado los camareros del local y me han dicho que no suportan el ruido tampoco pero lo tienen que suportar unas 4 o 5 veces por día. Me dicen que podrían denunciarles pero se sientan mal. Comprendo que no puede ser agradable tener la sensación que este negando a alguien su única forma de ganar la vida.

¿Qué hacemos entonces?  No me gustaría tener que dejar de ir mi terraza preferida con el desayuno de tostada con tomate tan bueno…pero no me parece justo que ir allí se supone estar obligada a suportar este ruido. Creo que el dueño del local también debería tener el derecho de realizar su negocio sin que otros se metan con sus clientes. No lo toleramos en otros tipos de negocios—entonces, ¿porque en las terrazas?

Eso, la tolerancia, es la palabra que suena en mi cabeza después de tantas conversaciones con amigos sobre este tema y me pregunta ¿La tolerancia nos obliga someter todos que están intentando disfrutar de o trabajar en la terraza a música desagradable? Llámame una Americana tensa que necesita mas clases de yoga pero hay otras palabras también bonitas como educación y respecto por los demás. La tolerancia es un valor imprescindible para una sociedad democrática pero no tiene nada que ver con tener que suportar mala música.