"Tengo la sospecha de que, cuando echemos la vista atrás para revisar la época de Donald Trump, 2017 parecerá un mero periodo de calentamiento para 2018. El año que empieza promete ser todavía más complicado que el anterior, y ha comenzado en pleno estrépito, con la publicación adelantada del libro de Michael Wolff Fire and Fury, que ha suscitado un debate público más serio sobre la capacidad mental del presidente. Luego estuvo la filtración del comentario hecho por Trump, en una reunión a puerta cerrada para lograr un amplio acuerdo sobre inmigración y gasto, de que no quería dejar entrar a gente procedente de “países de mierda”. Esto provocó una nueva ola de comentarios e indignación en los medios de comunicación y en la izquierda, y eso, a su vez, le empujó a él a proclamar ante los periodistas: “No soy racista” cuando se dirigía a cenar en el Trump International Golf Club. Parece que el comentario sobre los países de mierda desbarató las negociaciones sobre el proyecto de ley, lo cual arroja dudas sobre las posibilidades de que la Administración pueda seguir funcionando en un futuro cercano. Ah, y también hemos conocido, uno detrás de otro, dos casos en los que los abogados del mandatario pagaron a dos actrices porno para que callaran el hecho de que habían mantenido relaciones con él." (leer artículo en EsGlobal)