El cinismo es el refugio para los intelectualmente perezosos. En vez de invertir la energía y tiempo en investigar mas un tema, es mucho mas fácil hacer el cínico y parecer mas pensativo…y cuando es exactamente a revés: no hace falta saber nada para ser cínico. El otro lado del cinismo es la curiosidad, algo que llevo los últimos 5 días observando (y jugando con) en el hijo de tres años de uno de mis mejores amigas de mi juventud en California.
Está en la fatigosa fase del “¿por qué?”: a todas las respuestas viene el incansable ¿por qué? Mi amiga es una experta en educación para niños con discapacidades mentales y problemas emocionales, actualmente es profesora en un cárcel de menores (ella es mi héroe). Tiene la paciencia de una santa con su hijo y es capaz de seguir y seguir explicando el por qué, porque no quiere que el pierda su curiosidad. Me explico que la mayoría de sus alumnos han perdido su curiosidad, puedes ser a través de padres que no les hacen caso, demasiado tiempo en frente de la televisión, profesores agotados, una sociedad que valora la vía rápida y fácil al éxito o que repite el dicho “curiosidad mató el gato”. Lo que está claro es que sin curiosidad no se aprende nada y entonces es un rasgo critico y normalmente abundante en los niños.
Y no solamente tenemos una obligación moral de fomentar la curiosidad en los niños, deberíamos luchar por no perderlo como adultos. Mas curiosidad y menos cinismo entre los ciudadanos traducirá a mas participación política, garantizando una una sociedad mas fuerte que vigila y exija mas de sus gobernantes. El activismo requiere curiosidad en vez del cinismo que se dice “quedate en casa”.
Ser curioso o ser cínico es una decisión—cual eliges?
Elijo ser curioso y por lo tanto activista 🙂
Elijo ser curioso y por lo tanto activista 🙂