Activar a las bases del partido y atraer a la vez a los votantes independientes no es tarea fácil para los republicanos estadounidenses.
No es suficiente con ser carismático, tener buenas ideas o pronunciar discursos electrizantes. Si uno quiere ser presidente de Estados Unidos, debe ser capaz de movilizar votos en los Estados adecuados, lo que requiere una combinación de la habilidad de activar a las bases del partido y la de atraer a los independientes. La capacidad de un candidato para activar a las bases de su partido se pone de manifiesto de manera muy visible durante la fase de primarias. Una vez que éstas acaban, el candidato elegido se ve obligado a gravitar hacia el centro y a luchar por los votantes independientes, lo que obviamente supone un mayor desafío para aquellos que ganaron consiguiendo atraer a lo más extremo de su partido. Las actuales primarias para la presidencia de los republicanos son un fantástico ejemplo de esta paradoja: la interminable búsqueda del candidato perfecto está debilitando las perspectivas futuras para los candidatos que ya están sobre el campo, algunos de los cuales representan la mejor opción que tiene el partido de conquistar la Casa Blanca en 2012. (leer el articulo)