Explicando que está girando hacia “los argumentos finales de su campaña”, Romney confirma que no va a participar en el circo debate que moderará Donald Trump. No es el primero de rechazar la invitación, Jon Huntsman lo hizo, llamando el debate “una broma”, Ron Paul también la rechazo y Michelle Bachmann es indeciso.

Varios asesores y analistas Republicanas han criticado este debate, incluso Karl Rove que declaró que el partido Republicano debería prohibir los candidatos de participar en el debate, pero el presidente del partido ha dicho en Meet the Press, que cada uno tiene que tomar su propia decisión. 

Los debates durante las primarias son mas frecuentes y de estilos muy distintos porque cada vez los medios las están proponiendo por las audiencias. Algunos están sancionados por el partido, pero otros no. Algo que hace el trabajo de aceptar o no las invitaciones, decisiones tramposos para los candidatos—nadie quiere ser el único que no vaya, pero también el desgaste es mucho no solamente de la energía del candidato sino el tiempo que podría utilizar para otras actividades de campaña. Los debates han tenido más protagonismo que normal en estas primarias Republicanas, marcando las subidas y bajas en las candidaturas. Pero al final lo que importa son los resultados en los primeros estados y los candidatos tienen que pasar todo el tiempo posible haciendo campaña en ellos y gastando dinero en su organización (ground game) de animar el voto.