Hay que reconocérselo, los demócratas están demostrando que casi son capaces de andar y masticar chicle al mismo tiempo. Durante dos meses dirigieron una investigación que ha desembocado, en diciembre, en la votación para iniciar el enjuiciamiento y el proceso de destitución de Donald Trump, y, al mismo tiempo, están en plena campaña de las primarias para elegir al candidato que se enfrentará a él en 2020.
Las dos actividades tienen el mismo objetivo, acortar la presencia de Trump en la Casa Blanca, pero las dos tienen muy poca seguridad de que vayan a triunfar. El Senado de mayoría republicana, casi con toda certeza, absolverá al presidente. Y, a pesar de que hay un grupo de candidatos lleno de talento y más variado que nunca, da la impresión de que la competición de las primarias está centrada ya en cuatro candidatos: dos hombres ancianos y blancos, el ex vicepresidente Joe Biden y el senador Bernie Sanders, un hombre blanco más joven, Pete Buttigieg, alcalde de Southbend, Indiana, y una mujer blanca, la senadora Elizabeth Warren. Este grupo no representa la promesa del Partido Demócrata de ser el partido de la diversidad frente a un Partido Republicano de hombres viejos y blancos. (leer articulo / English version)